A mí, con esto de las oposiciones, a veces me parece que no vivo en el mundo real. Estoy entre apuntes, materiales y pensamientos que ya no es que pertenezcan a mi día a día es que son mi vida. Me pasa, que ojeo el periódico y me entero de lo que ocurre pero mi mayor interés se centra en saber si de una vez por todas nos van a dejar de tocar las narices y vamos a poder examinarnos este año sí o no.
Y no miento, a pesar de estar en esta burbuja tengo el mismo sentimiento que la mayoría de la gente de mi generación y de las otras que ven cómo ninguno de los dos grandes partidos políticos de este país vela por los intereses reales de los ciudadanos.
No, la política no es asunto de los políticos, es asunto de todos nosotros. Los reproches al otro partido y el discurso ruidoso e insustancial que proclaman a los cuatro vientos mientras reparten bocadillos se está sustituyendo por la voz del pueblo que pide a gritos cambios concretos. Y ahora dicen en los medios de comunicación (los cuales al principio no se hacían demasiado eco de lo que estaba pasando) que las acampadas y las propuestas crecen tanto que ya asustan a los políticos. Pues no es para menos.
Se tiene que dar un cambio y yo creo que se va a dar, creo que se está dando. Puede que los efectos no se noten de forma masiva el próximo domingo, casi todos sabemos lo que va a ocurrir. Pero lo que sí está claro es que llegarán y que ya era hora de que los jóvenes no estuviéramos orgullosos de pasar esta crisis juntos sino de hacer méritos para salir de ella.
Cuidado con la generación dormida que parece que se está despertando....