No da igual que porque seamos mayores ya no creamos en nada. No da igual que nos dejemos, que no hagamos cosas especiales. No dan igual los pequeños detalles, que estemos o no juntos, que pensemos que es más de lo mismo. No es sustituible un regalo de 200 euros por un día dedicado a tu familia, ni es lo mismo cualquier otro momento del año que este, no. No importa si somos menos los que creemos que lo valioso es casi imperceptible por los ojos, que no se compra ni se vende, que no se puede tocar. Seremos pocos, pero lo tenemos claro.
¡Qué manía con comprar la felicidad! millones de cenas, trillones de regalos (caros, porque los que no son tan caros no gustan tanto), carros y carros de comida que sobra, salidas noche sí y noche también para beber hasta morir.
¿Qué precio tiene saber que éste puede ser el último año que pasas la Navidad con tu abuelo? ¿qué me dices de ese momento de reencuentro con toda la familia? ¿y de los chistes malos que cuenta tu padre toooodos los años? ¿Cuánto cuesta ese rato de juegos? ¿y el riquísimo guiso de la abuela? ¿Y ese momento de risas con tus amigos? ¿y el calor que se siente al saber que alguien te quiere más que a nada?
No hay ningún Mediamark, ni Blanco, ni Viceroy que consiga eso.
Llámame anticuada, si quieres, mírame raro si te digo que esta noche no salgo porque estoy con mi familia, dime que ya no soy una niña, que tendría que superar esta fase y no encender velas esta noche en casa, ni salir a ver esa cabalgata birriosa...
A mí me encantan las cenas, los regalos ni te cuento (caros y baratos), salir por ahí.. pero no entiendo que estemos perdiendo el norte.
Lo siento, pero no da igual.
¡Qué manía con comprar la felicidad! millones de cenas, trillones de regalos (caros, porque los que no son tan caros no gustan tanto), carros y carros de comida que sobra, salidas noche sí y noche también para beber hasta morir.
¿Qué precio tiene saber que éste puede ser el último año que pasas la Navidad con tu abuelo? ¿qué me dices de ese momento de reencuentro con toda la familia? ¿y de los chistes malos que cuenta tu padre toooodos los años? ¿Cuánto cuesta ese rato de juegos? ¿y el riquísimo guiso de la abuela? ¿Y ese momento de risas con tus amigos? ¿y el calor que se siente al saber que alguien te quiere más que a nada?
No hay ningún Mediamark, ni Blanco, ni Viceroy que consiga eso.
Llámame anticuada, si quieres, mírame raro si te digo que esta noche no salgo porque estoy con mi familia, dime que ya no soy una niña, que tendría que superar esta fase y no encender velas esta noche en casa, ni salir a ver esa cabalgata birriosa...
A mí me encantan las cenas, los regalos ni te cuento (caros y baratos), salir por ahí.. pero no entiendo que estemos perdiendo el norte.
Lo siento, pero no da igual.
110% de acuerdo, la realidad de estos dias se ha evaporado y los pocos rescoldos que quedan les llaman raros, tacaños, etc, por creer que estos dias son otra cosa que el consumismo desmedido o las fiestas desproporcionadas.
ResponderEliminarPaula, gracias por escribir todo aquello que pienso y no soy capaz de expresar. Un besoton wapa.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarhay una cita de Benedetti sobre el fútbol que me gusta mucho, decía algo así como "qué tiempos aquellos en los que el fútbol solo era fútbol, solo era un juego"; supongo que con la navidad podría pasar algo similar y podríamos decir que qué tiempos aquellos en los que la navidad no era un negocio. En nuestra mano está preservar la esencia que queremos darle a esas fechas.
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