martes, 22 de junio de 2010

¿Por dónde iba...? Ah, sí! Y entonces, por fin, el fin. Sólo hace unos días estaba planteándome entrar a contaros algo, pero entre que notaba que las palabras iban a salir a tropezones y que no llegaba el verano, he esperado hasta hoy.

Y es que hoy... amig@s, cómo contaros lo de hoy. Hoy ha sido la inauguración de algo grande. Últimamente la vida me sorprende para bien, por una vez, la trama da un giro repentino y se pone de mi parte. Esta vez... ay, esta vez aunque sólo sea por un ratito se alinean los planetas, se oye el sonido del silencio absoluto y decides que no hay nada de lo que preocuparse, no hoy.

Y para celebrarlo, lo que más me gusta, las cosas sencillas: una vuelta en un corcel blanco, una cena bien acompañada, un bombón de plátano y un paseo a la luz de las farolas. Y mañana será otro día.

- ¿Pero tonta y entonces por qué lloras?- me preguntaba mi madre.

- De alegría- dije yo.

3 comentarios:

  1. qué buena sensación cuando las cosas, simplemente, empiezan a ir bien, a soplar de cara, a avanzar sin trabas, con sutileza... y que jodido cuando pasa del revés y parece imposible dar un paso más, cuando el cansancio roza con la desesperanza... pero hoy voy a dejar que me contagies esa lágrima de alegría.

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  3. La felicidad reside en las cosas sencillas.
    Espero que tengas muchos días así y, cuando no los tengas, que polo menos sonrias...

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