miércoles, 2 de junio de 2010

SABOR AGRIDULCE


Es esa sensación tan familiar de que algo termina. Lo noto mientras hago la memoria, entre apuntes en otros idiomas, lo siento un rato sí y otro también. Es la inexorable duda, el fatídico miedo que se apodera de ti justo cuando tomas coraje. Es el sabor agridulce de cerrar una fase, de llegar a una meta. Menos mal que vienes a verme cuando estoy sola... y que buscas conmigo alguna certeza que tiene que ver con mañana. Menos mal que tengo la última hora del día para ver extinguir la luz y sentirme más lúcida que nunca. Menos mal que están los de siempre para contarles lo mismo. Hoy me siento distinta.

Después quedará tiempo para la calma, espero. Todo el mundo está deseando que llegue el verano para hacer todo lo que no ha hecho durante el resto del año: vivir. Y la verdad, yo les diría que, por lo menos en mi caso, disfruto más de los placeres de la vida en estos momentos. Qué incongruencia...


Nos sentimos únicos cuando peleamos con nuestros propios fantasmas, cuando nos quitamos el disfraz que llevamos puesto y decimos: "Esta persona que ves soy yo". Cuando elegimos quedarnos con aquellos que no nos venden sus disfraces, al menos, no siempre.

Somos únicos y yo me siento hoy distinta. Ojalá pudiera irme lejos, volver y que todo siga en su sitio tal y como lo dejé. De momento, voy a tratar de acostumbrarme a este sabor.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. sin haberte leído, tengo la sensación de haber empezado a escribir muy cerca de donde tú habías terminado horas antes... porque al final de una tarde sin descansos siempre hay una noche con inspiración. Atrapa estos instantes y guárdatelos muy muy dentro, para que no se pierdan ni pasen fríos.

    ResponderEliminar