lunes, 11 de octubre de 2010

Tercera semana


Ya estoy justo en el ecuador de mi estancia en Toronto y reconozco que se me esta pasando el tiempo muy rápido. Cada día es distinto y es una nueva oportunidad para vivir mil experiencias. Esta semana os puedo contar que estoy especialmente impresionada con la capacidad que tiene esta ciudad para acoger gente de cualquier parte del mundo y que todos ellos vivan en paz respetándose los unos a los otros. No hay grandes problemas de racismo, si algo sucede es más bien puntual. Como dicen en mi casa "puedes estar en Toronto y vivir acorde a tus raíces". Es cierto, hay barrios para todos: chinos, coreanos, hispanos, filipinos... Aquí todo son mezclas y contrastes. La propia arquitectura de la ciudad lo dice:



Pero no todo el monte es orégano... hace unos días os contaba que la gente aquí es muy respetuosa, muy amable. Podríamos decir que son unos ciudadanos ejemplares, pero también os tengo que contar que hay una razón: Si a alguien se le ocurre pisar o estropear el césped de un lugar público en el que se estipula explícitamente mediante un cartel la prohibición de dicho acto la multa a la que se puede enfrentar es de 5000 dólares ni más ni menos. Y lo mismo si tiras un chicle al suelo, si escupes en la calle o si pintas una pared...

Otra curiosidad que no todo el mundo lleva muy bien es que aquí los bares, clubs y pubs tienen que dejar de servir alcohol a las 2 de la mañana por ley. Parece ser que con esta medida se ha reducido notablemente el numero de accidentes de tráfico durante los fines de semana. Por otro lado, si decides comprar el alcohol por tu cuenta para hacer una fiesta en tu casa, es importante recordar que aquí los supermercados no venden más que cervezas. Si lo que quieres son otro tipo de bebidas: vino, ron, vodka... tienes que ir a tiendas especializadas, las alcoholisterías (o algo así, no sé cómo sería exactamente la traducción). Allí por supuesto, tienes que enseñar tu DNI y si eres mayor de 19 años puedes comprar lo que te de la gana.

Y dejando los aspectos legales a un lado, esta semana he hecho (como no) un montón de cosas. Primero, Casa Loma. Este palacio es uno de los monumentos que más explotan de cara al turismo. Tengo que reconocer que el día que fui a visitar este sitio no llevaba grandes expectativas ya que aquí a cualquier edificio, iglesia o monumento del siglo pasado les parece que es una antigüedad valiosísima digna de admirar por toda la humanidad. Pero en este caso me equivocaba y mucho.

No sé si tuve la mala o la buena suerte de que cuando yo fui estaban rodando una película y hubo una parte de la casa que no pude ver digamos... al natural. Parece ser que en este edificio es muy habitual que esto suceda. Allí han rodado varias escenas de Xmen, Chicago, Pacífico... Por supuesto en cuanto llegué a casa me dediqué a buscar las peliculas en internet.


Y bueno, el interés de la Casa Loma reside en dos aspectos: el primero, la historia de los propios inquilinos que vivieron en ella (si alguien tiene interés se la cuento en otro momento) y segundo, las comodidades que poseía que eran muchísimo más avanzadas a las de su tiempo: duchas de hidromasaje, habitaciones circulares, jardines de invierno, piscina climatizada... Impresionante.



Por otro lado, el jueves tuvo lugar en la escuela la Pot Luck Party. Todo aquel que quisiera podía preparar comida típica de su país y llevarla a la escuela. La verdad es que estuvo muy bien, en general, participaron muchos países. Nosotras, Meritxell (la otra chica española) y yo, preparamos tortilla de patata y sangría. Bueno, o casi, porque con las tortillas tuvimos algún problemilla "técnico" y la sangría la tuvimos que hacer con vino sin alcohol... (la escuela no nos dejaba llevar alcohol porque hay gente menor de edad) y parecía más bien zumo. Pero bueno, teniendo en cuenta que los demás no habían probado nunca la receta "original" conseguimos salir del paso...



Y como guinda del pastel, este fin de semana hemos hecho una excursión para ver las Cataratas del Niágara. Por fin!!


Lo que pasa es que debo ser un poco ingenua porque yo pensaba que el autobús nos sacaría de la ciudad y nos llevaría a un lugar en medio de la naturaleza para contemplar la belleza de las grandiosas cataratas, pero no. Las Cataratas del Niágara están en medio de un complejo de hoteles, casinos, restaurantes, tiendas... y como decían los coreanos, parecía un parque de atracciones. Pero bueno, no les quitemos protagonismo a ellas: el reclamo y el motivo del viaje. Para ver las cataratas te montan en un barco y te dan una especie de chubasquero que te cubre prácticamente de los pies a la cabeza. El barco se acerca tanto, tanto a las Cataratas que te calas inevitablemente.


Y por último, Acción de Gracias. No, no he comido pavo. Como ya os he comentado mi familia es filipina y ellos hacen la celebración a su manera: barbacoa en el jardín, marisco, bebida y karaoke. Tampoco estuvo nada mal, lo pasé muy bien. No puedo enseñaros las fotos porque me quedé sin batería en la cámara. Cuando me las pasen os las enseño ¿vale?

¡Hasta la semana que viene!
¡¡Muchos besos a todos!!




2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. solo falta que subas algún vídeo de esos karaokes míticos!! qué impresión dan unas cataratas, verdad? parece increíble que la tierra siga aguantando ese paso constante y veloz de semejante cantidad de agua. Qué espectáculo tan sencillo y a la vez fascinante.

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