miércoles, 8 de diciembre de 2010
martes, 16 de noviembre de 2010
El síndrome Belén Esteban
Como profesora, las preguntas de los alumnos que más me cuesta responder convincentemente son sobre porqué hay que estudiar cosas que a ellos les parecen inútiles o absurdas, como la Historia o la Geografía. Yo tengo claro qué me aportan a mí, pero de todas las razones que hay para estudiar estas cosas, yo les hago hincapié en lo necesarias que son estas disciplinas para comprender el mundo en el que viven: las coordenadas de espacio y tiempo, que al fin y al cabo son las que tratan la Geografía y la Historia , nos ayudan a conocer el sitio que ocupamos en el mundo y a comprender de dónde vienen todas nuestras realidades. Que todo eso les puede parecer ajeno y absurdo, pero que muchas de las cosas que estudian tienen que ver con su vida real y que, quieran o no, les afectan.
Por ejemplo, ¿quieres saber por qué tienes a tu lado a un compañero que viene de Ecuador? ¿por qué habla el mismo idioma que tú? ¿quieres entender por qué un señor, por nacer con el apellido Borbón, va a ser "rey" y el Estado Español le va a dar mucha pasta (que vendrá de los impuestos que tú pagues de mayor)? ¿por qué lo que digan unos señores europeos en Bruselas va a repercutir - y mucho - en tu vida? Todo eso es geografía. Todo eso es Historia.
Algunos entienden qué quiero decir, otros no. Yo no llevo mal las preguntas, las protestas... son críos. Es normal. Donde me desarman del todo y me dejan sin respuestas es cuando me dicen que todo eso les da igual. Que para qué quieren saber dónde está Marruecos, si no van a ir nunca. Para qué conocer el tipo de elecciones que hay en España, si ellos no tienen la intención de votar jamás. Que les resbala que haya una guerra en Irak, que media África se esté muriendo de hambre o que la Unión Europea diga "bla". Si ni siquiera les interesa eso, imaginaos lo complicado que me resulta hacer que se interesen por lo que hacían señores de hace cinco siglos, por muy apasionante que yo intente pintarlo.
Y, Lo que llevo peor con diferencia, es esa actitud de orgullo con el que exhiben su ignorancia y su cortedad de miras. Esa actitud de "no sirve para nada, no me interesa. Eso que cuentas y a lo que dedicas tu vida es una mierda. Yo quiero jugar a la Play / irme de compras al Centro Comercial y ya". La tienen conmigo, que enseño Historia, pero también que los profes de lengua, de biología, de matemáticas. El desprecio por los libros, por el Arte, por la Cultura , por las Ciencias... no es algo tan raro, y puede conmigo.
Últimamente esa actitud está más de moda que nunca. Tenemos una perfecta encarnación en la dichosa Belén Esteban, que no sabe nada, no quiere saber nada y se jacta de ello. La mala educación, la zafiedad y la ignorancia puestos en un pedestal día tras día. Todo el mundo la aplaude porque ella es "auténtica" (signifique lo que signifique eso). Conozco a mucha gente a la que le gusta ver a la Esteban y es curioso, porque hay toda clase de personas entre su público. Entre ellos, los que más me llaman la atención son dos tipos: la gente que tiene (o cree que tiene) más educación que ella y la ve como un divertimento, incluso algunos como un consuelo (yo soy mejor que ella), o los que son como ella, que han visto como la ignorancia y la mala educación también te pueden hacer triunfar en la vida y que hay que sentirse orgulloso de ello. Eso me da miedo: que se extienda y que sirva de ejemplo a más bobos, que opinen que el no saber nada es estupendo. Que el presumir de ser zafio e inculto se convierta en políticamente correcto y sea bien visto.
http://www.youtube.com/watch?v=fpgDqZBlszo
"Eh, que yo no quiero ayuda de nadie, que no necesito ayuda, leche" dice la Esteban en un momento de estos cuatro minutos de despropósitos. "Como yo no he pillado esa revolución -la industrial- tres narices me importa"- un argumento que podría haber empleado uno de mis peores alumnos.
En fin... lo grande es que estoy convencida de que la mayor parte del público (y muchos de los de las mesas) no tenían ni idea de que la chica estaba metiendo la zarpa hasta el fondo y más allá y reían y aplaudían porque lo decía el regidor.
Entendedme: yo no critico a la gente que no sabe. Yo no sé mucho de tantísimas cosas... tampoco creo que tenga que ser motivo de vergüenza el no haber estudiado, el no hablar correctamente o el tener lagunas de conocimiento. Lo que me revienta es la actitud contraria, la exhibición con orgullo de la ignorancia y el menosprecio a cualquier cosa que huela a sapiencia. Me duele el desprecio a la educación, en todos sus sentidos. Me duele... y me da una pena que me muero.
domingo, 14 de noviembre de 2010
Caminos
lunes, 18 de octubre de 2010
Cuarta Semana
Qué le voy a hacer... Yo no tengo la culpa de que el baloncesto haya calado tanto en mi vida. No tengo la culpa de que mi padre desde pequeñita me llevara a ver partidos y me enseñara a botar un balón. Supongo que yo no elegí tener una hermana que jugara más que bien y que algunos de mis mejores amigos comenzaran a serlo precisamente por estar en contacto directo con este deporte. Es por eso que era inevitable que ese día todos ellos estuvieran en mi mente: Toronto Raptors vs Boston Celtics.
En el Air Canada Centre no sólo se juegan los partidos de baloncesto de la NBA, también es el pabellón del equipo de hockey Toronto Maple Leafs y es el lugar donde se realizan infinidad de conciertos de música. Muchos de los grupos y artistas más importantes del panorama internacional han tocado aquí.
El interior está repleto de cafeterías y puestos de comida rápida. La verdad es que todo el mundo compra algo porque los partidos suelen ser bastante largos (unas dos horas y media) pero lo suyo es disfrutar del juego con tu cubo de palomitas y tu refresco extragrande.
Y bueno el resto es todo espectáculo, desde las presentaciones de los jugadores hasta la mascota, pasando por la música, las cheerleaders, los tiempos muertos, el público... Unos animando a los Toronto Raptors, otros animando a los Boston Celtics y los españoles animando a Calderón. Jaja! Tal cual, de vez en cuando se oían gritos de "¡Vamos Jose!" o "¡Calderón, Calderón, Calderón!". Lo más gracioso del asunto es que los españoles nos íbamos saludando desde los distintos puntos del pabellón. Supongo que mucha gente de la que estaba allí pensaría que éramos un poco catetos porque éramos los únicos que andamos dando la nota pero la verdad es que fue muy divertido.
Como era de esperar los Boston Celtics ganaron pero la verdad es que no les fue fácil. Tan sólo de cinco puntos fue la diferencia.
Cambiando de tema, este fin de semana he ido a visitar Centre Island que es, como el propio nombre indica, una isla que está en el lago de Ontario y desde la cual se ve la ciudad de Toronto. La verdad es que tiene unas vistas muy chulas.
Además se puede decir que tuvimos buena suerte porque no hizo mucho frío. La idea era ir a pasar el día, llevar algo de comer, beber y jugar a algo... La isla está repleta de zonas verdes, se podían alquilar bicis, barcas, había playas, canchas de baloncesto, de fútbol y de voley.
Lo pasamos francamente bien, estuvimos explorando la isla, escuchando música y jugando al baloncesto (estábamos inspirados del día anterior). Y fue muy curioso porque encontramos una playa con esta señal... Muy útil por si te has perdido :)
En fin, faltaba la flecha que me dijera por dónde quedaba mi casa... Pero no pasa nada, todavía me quedan un par de semanas para seguir perdiéndome un poco por aquí y contaros las cosas que me voy encontrando por el camino. ¡Muchos Besos!
lunes, 11 de octubre de 2010
Tercera semana
domingo, 3 de octubre de 2010
Segunda semana
sábado, 25 de septiembre de 2010
Toronto Lifestyle
lunes, 23 de agosto de 2010
¿Te imaginas?
sábado, 7 de agosto de 2010
¿Mal día?
martes, 6 de julio de 2010
La habitación
martes, 22 de junio de 2010
Y es que hoy... amig@s, cómo contaros lo de hoy. Hoy ha sido la inauguración de algo grande. Últimamente la vida me sorprende para bien, por una vez, la trama da un giro repentino y se pone de mi parte. Esta vez... ay, esta vez aunque sólo sea por un ratito se alinean los planetas, se oye el sonido del silencio absoluto y decides que no hay nada de lo que preocuparse, no hoy.
Y para celebrarlo, lo que más me gusta, las cosas sencillas: una vuelta en un corcel blanco, una cena bien acompañada, un bombón de plátano y un paseo a la luz de las farolas. Y mañana será otro día.
- ¿Pero tonta y entonces por qué lloras?- me preguntaba mi madre.
- De alegría- dije yo.
jueves, 3 de junio de 2010
GRADUACIÓN
Hoy éramos los treinta y pico de siempre, en el aula de los tres últimos años. Esta vez, íbamos en vaqueros, teníamos caras de cansados y la ilusión brillaba por su ausencia. Esperábamos entre bromas e impaciencia a que llegara a la una y cuarto, según lo acordado. Ya suponíamos que se iba a disculpar con nosotros por lo ocurrido, pero también sabíamos que su ausencia aquel día no había sido, ni mucho menos, responsabilidad suya.
Y entonces llegó. Justo a la hora, puntual como siempre. Entró en clase sonriente y decidida. Esperó unos segundos a que cogiéramos asiento y le prestáramos atención. De pronto, se puso muy seria y dijo de forma pausada:
"Tenía que venir a veros para deciros que sé que habíais querido que yo fuera la madrina en vuestra graduación... Una profesora intuye cuando hay un feeling especial con una clase y... yo lo había notado con vosotros. Tanto es así que habéis de saber que tenía escrito el discurso para el acto de graduación desde el día que hicimos el examen de mi asignatura el año pasado... Estaba guardado y preparado para ese momento.
Los responsables de que esto haya sucedido bien saben quiénes son. Yo me enteré de que tenía que ir a vuestra graduación el día antes y mayo... ya sabéis, mayo está lleno de comuniones, bodas e implicaciones personales. (silencio) Los responsables de que pasara esto bien saben quiénes son y allá cada uno con su conciencia y su profesionalidad. (silencio otra vez y mirándonos fijamente)
Lo que yo quiero que sepáis es que mi mente ese día estaba en otro lugar. Mi mente ese día estaba con vosotros...
Hay gente muy especial en esta clase y si algo hemos aprendido juntos es que para la educación no vale con ser bueno, hay que tener dos cosas. Una, ser muy positivo y dos, tener pasión. Y ninguna de las dos cosas se aprende en esta facultad.
A vosotros no os va a dar las gracias nadie por nada, no os van a aplaudir ni os van a sacar en las revistas. Pero por vuestras manos va a pasar tanta, tanta gente que tenéis que ser muy conscientes de lo importante que es vuestra labor.
Bien sabéis que lo nuestro no fue un flechazo... Nuestra relación ha ido tomando forma entre prácticas de comunicación e impresiones teóricas. Nosotros hemos creado esto día a día. Ahora os deseo lo mejor, de todo corazón...
Pero una cosa sí que quiero que os quede clara... la madrina de este curso es: Inmaculada Calleja."
Y emergió el aplauso unánime que nace de la emoción, de la admiración y de la gratitud. Y eché un vistazo a mi alrededor y no era yo la única que tenía la mirada empañada. Ahora sí que se ha acabado el curso, ahora sí nos habíamos graduado.
... Es muy difícil dejar plasmada aquí la intensidad de las palabras de Inma, es muy difícil porque la esencia no es únicamente lo que dice (y que a parte yo recuerdo) sino cómo lo dice. Hay que conocerla para saber que es ella, que la esencia es esa forma de moverse, de gesticular, de mirarnos, de utilizar los silencios... La esencia es justo lo que no quiero que se me olvide y por eso había decidido... había necesitado escribirlo en este lugar.
Dicen que todo el mundo tiene algún profesor a lo largo de su vida que le marca y le remueve por dentro. Han tenido que pasar 24 años para que a mí me pasara...
Y tiene razón, la ha tenido siempre y hoy también: la clave es la pasión.
miércoles, 2 de junio de 2010
SABOR AGRIDULCE
Después quedará tiempo para la calma, espero. Todo el mundo está deseando que llegue el verano para hacer todo lo que no ha hecho durante el resto del año: vivir. Y la verdad, yo les diría que, por lo menos en mi caso, disfruto más de los placeres de la vida en estos momentos. Qué incongruencia...
Nos sentimos únicos cuando peleamos con nuestros propios fantasmas, cuando nos quitamos el disfraz que llevamos puesto y decimos: "Esta persona que ves soy yo". Cuando elegimos quedarnos con aquellos que no nos venden sus disfraces, al menos, no siempre.
Somos únicos y yo me siento hoy distinta. Ojalá pudiera irme lejos, volver y que todo siga en su sitio tal y como lo dejé. De momento, voy a tratar de acostumbrarme a este sabor.